Ubicada en la plaza mayor de la villa junto al Palacio del Marqués, es también conocida popularmente como "el Convento", aunque en los documentos históricos se le denomina de Santa María Jesús de Távara. Consta de una sola nave rectangular, con cabecera poligonal y varias capillas laterales, dos de las cuales marcan el crucero. En su interior destaca especialmente el retablo mayor, obra de Lorenzo de Ávila.
Aunque se encontraron vestigios románicos, la iglesia fue construida en 1559 formando parte de la Casa-Palacio del marqués de Tábara, que también fundó un convento bajo la advocación de Nuestra Señora de Jesús y un colegio, regentados por los jerónimos hasta 1580 y más tarde por los dominicos hasta su exclaustración en 1835.
No quedan restos del colegio, pero llegó a tener 150 alumnos que recibían clases de latín, artes y teología, contando además con lectores de gramática, casuística y moral. En cambio, del convento quedan únicamente las fachadas que dan a las actuales calles Costanilla y Pastrana, muy deterioradas, pero conservadas gracias a las viviendas que se fueron construyendo en su interior.
Los marqueses utilizaron la iglesia como capilla de la familia hasta que, en 1911 durante el “motín de Tábara”, se vio afectada por el incendio del palacio y posteriormente pasó a manos particulares que la cedieron a la diócesis. Tras ser restaurada, fue bendecida el 23 de agosto de 1925. El abandono y la desamortización eclesiástica iniciada a finales del siglo XVIII nos ha privado de cualquier rastro de los sepulcros de los marqueses.
En 1991, a través de una vivienda particular adosada al templo, se descubrió el acceso a una Cripta-Panteón ubicada bajo el crucero de la iglesia. Su planta es cuadrada, construida en piedra granítica de gran calidad y cuidada talla, está cubierta con bóvedas de nervios sobre columnas adosadas que no llegan al suelo y descansa sobre ménsulas que transmiten las fuerzas al muro. Según los estudios data de mediados del siglo XVI y podría haberse concebido como lugar de enterramiento para los marqueses de Tábara y su familia.
Ubicada en la plaza mayor de la villa junto al Palacio del Marqués, es también conocida popularmente como "el Convento", aunque en los documentos históricos se le denomina de Santa María Jesús de Távara. Consta de una sola nave rectangular, con cabecera poligonal y varias capillas laterales, dos de las cuales marcan el crucero. En su interior destaca especialmente el retablo mayor, obra de Lorenzo de Ávila.
Aunque se encontraron vestigios románicos, la iglesia fue construida en 1559 formando parte de la Casa-Palacio del marqués de Tábara, que también fundó un convento bajo la advocación de Nuestra Señora de Jesús y un colegio, regentados por los jerónimos hasta 1580 y más tarde por los dominicos hasta su exclaustración en 1835.
No quedan restos del colegio, pero llegó a tener 150 alumnos que recibían clases de latín, artes y teología, contando además con lectores de gramática, casuística y moral. En cambio, del convento quedan únicamente las fachadas que dan a las actuales calles Costanilla y Pastrana, muy deterioradas, pero conservadas gracias a las viviendas que se fueron construyendo en su interior.
Los marqueses utilizaron la iglesia como capilla de la familia hasta que, en 1911 durante el “motín de Tábara”, se vio afectada por el incendio del palacio y posteriormente pasó a manos particulares que la cedieron a la diócesis. Tras ser restaurada, fue bendecida el 23 de agosto de 1925. El abandono y la desamortización eclesiástica iniciada a finales del siglo XVIII nos ha privado de cualquier rastro de los sepulcros de los marqueses.
En 1991, a través de una vivienda particular adosada al templo, se descubrió el acceso a una Cripta-Panteón ubicada bajo el crucero de la iglesia. Su planta es cuadrada, construida en piedra granítica de gran calidad y cuidada talla, está cubierta con bóvedas de nervios sobre columnas adosadas que no llegan al suelo y descansa sobre ménsulas que transmiten las fuerzas al muro. Según los estudios data de mediados del siglo XVI y podría haberse concebido como lugar de enterramiento para los marqueses de Tábara y su familia.